Así, en la carta se podía leer:
“Queridos Reyes Magos Melchor, Gaspar y Baltasar:
Somos una clase , como ya sabéis, de un lugar muy, muy lejano, al que por suerte aún así siempre llegáis. Este año, aunque suponemos que ya recibisteis las cartas de cada uno de nosotros, queremos mandaros también esta, que es de todos, y para nosotros muy importante, pues sabemos que las cosas que vamos a pedir son muy difíciles de lograr (por no decir, imposibles). Es por si podéis hacer algo...
En primer lugar, queremos pedir por nosotros como clase. A ver si aprobamos en junio y pasamos al siguiente curso. También queremos pedir para que nuestro comportamiento en clase sea muy bueno, que estemos siempre atentos y que trabajemos firme para ponerle las cosas fáciles a los profes. Nos gustaría también que no nos pusieran muchos exámenes, pero ya sabemos que eso es difícil. Y también os pedimos para que todos nos ayudemos y nos llevemos bien y hagamos lo mismo con los profes.
En segundo lugar, pedimos por nuestros padres, hermanos y hermanas, abuelos y por otros amigos y familia, para que de verdad el año que viene nos portemos bien con ellos, porque querer ya los queremos aunque a veces les hagamos enfadar.
Y en tercer y último lugar, aunque sabemos que estamos pidiendo mucho, queremos que hagáis algo para que este mundo cambie y no haya más guerras, , ni hambre, ni destrozos en la naturaleza, ni sufrimientos y tantas y tantas cosas malas.
Bien, como no queremos abusar de vuestra generosidad nos despedimos ya con un beso muy fuerte para cada uno”.
Pasados unos días de esta carta, en aquella clase de aquel Centro escolar de un lugar muy muy lejano, se recibió otra de Oriente que decía más o menos esto:
“Queridísimos chicos y chicas:
Recibimos vuestras cartas, tanto la de cada uno como la de toda la clase.
De todos los juguetes que nos pedís, vamos a intentar mandaros alguno. Estuvimos viendo en las alforjas a ver si quedaban existencias de todo, pues, como ya sabéis, sois muchos en este mundo y en otros mundos y tenemos que repartirlos entre todos.
En cuanto a la carta que mandasteis todos juntos tenemos que deciros que NO y SI os lo concederemos. Es muy fácil de explicar.
Veréis: como decís en la carta, todo lo que queréis es muy, muy difícil de conseguir. Por eso, nosotros solos NO podemos hacer nada para que se haga realidad. Ahora bien, con vuestra ayuda, SI.
Es decir, si vosotros estudiáis mucho de aquí a junio es posible que podamos ayudaros a aprobar el curso. Si os portáis bien en clase, trabajáis y estáis atentos, os ayudaréis unos a otros y también a los “profes” y casi seguro que el año que viene tendréis un maravilloso final de curso: unas vacaciones estupendas, unas buenas notas y, lo que es más importante, un montón de amigos y amigas. Si en vuestras casas y con vuestros amigos y amigas sois también buenos, ayudáis en lo que podáis y os esforzáis por mejorar, es muy posible que consigáis no enfadarlos porque ellos ya os quieren mucho. Y en cuanto a las guerras, el hambre, a la naturaleza y a tantas y tantas cosas, nosotros también estamos preocupados. Es muy posible que el próximo año esto no esté solucionado pero si de verdad queréis que las cartas cambien, bastará con que cada uno, a su alrededor, haga el bien, no sea violento y construya la paz, no ensucie el suelo y cuide la naturaleza, comparta sus cosas con los demás, sobre todo, con los que más lo necesitan, aproveche la comida y no la tire porque no le gusta y todas esas cosas... es difícil, ¿verdad?
Pero si os comprometéis a esforzaros en que las cosas sean de otro modo y lo que también es importante: “pasar la noticia” para que otros hagan otras cosas buenas, es posible que dentro de unos años todo sea distinto y no sea necesario que nos mandéis cartas en estas fechas para pedirnos nada sino simplemente para desearnos una Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo
Bueno, chicos y chicas, suerte.
Os queremos.
P.D. Aquí tenéis nuestras firmas de compromiso.
¿Vosotros también firmáis vuestro compromiso?
Confiamos en vosotros.”
Los chicos de aquella clase de aquel lejano lugar de aquel mundo dijeron SI a la propuesta de los Reyes Magos.
Y así fue como, poniendo manos a la obra, intentaron cambiar y mejorar las cosas desde cada uno, haciendo lo que podían y esforzándose cada día un poco más
Con el paso del tiempo, todo el mundo en aquella tierra, abrazó el compromiso y todos juntos consiguieron hacer posibles los deseos de aquella carta de Navidad.
Un tiempo más tarde, no sabría deciros si fueron años o siglos, en aquel Centro escolar y en aquella misma clase donde ahora estaban otros chicos y chicas se recibió una carta de Oriente que decía:
“Queridísimos chicos y chicas:
Vuestros deseos fueron concedidos. Feliz Navidad!”
Todos sabían lo que significaba aquella carta pues todos habían participado y debían seguir participando en hacer realidad cada día aquellos deseos.
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