La resurrección de Cristo, el primer día de la semana, es para los cristianos el signo de la grandeza de la vida humana, llamada a triunfar definitivamente sobre la muerte.
La fe nos dice que no hemos sido creados a imagen de Dios para ser aniquilados y sumergidos en el abismo de la nada. La esperanza nos recuerda que, con Cristo, nuestra cabeza, hemos sido destinados a una vida sin final, en la comunión con el Dios de la vida. Y la caridad nos enseña que Dios nos ha amado con un amor sin olvido, que ha de perpetuarse en la comunión con su misma vida.
En esta memoria cordial de una historia de elección y de amor se inserta nuestra lucha apasionada a favor de la vida. La vida en general y la vida humana en especial.
Reconocemos que la vida es el primero de los dones de Dios derramados por el Dios creador sobre la creación surgida de sus manos.
Los cristianos no somos los únicos destinatarios y responsables de este don ni los únicos en saber descifrar su significado y su misterio. Pero nos sentimos llamados a agradecer y defender el milagro de la vida humana, desde el primer instante de su existencia hasta el momento de su muerte natural, que nos abre al encuentro definitivo con el Señor de la vida.
1 comentario:
Lola, gracias por subir este vídeo. Hace poco mi hija quedó embarazada y quería abortar, gracias a este vídeo, seguirá adelante con su embarazo. Gracias
Un beso
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