San Indalecio, Patrón de Almería y de la Diócesis
LA HISTORIA DE NUESTRA DIÓCESIS
La Diócesis en la que nos encontramos se ubica en la Provincia Eclesiástica de Granada; está en el Sureste de España, en el extremo oriental de la comunidad de Andalucía. Limita al Norte con la Diócesis de Jaén, al Este con la de Cartagena-Murcia, y al Oeste con la de Granada y Guadix. Su término se divide en Vicarías (arciprestazgos):
• Almería y zona centro: Nº 1 de Almería, Nº 2 de Almería, Nº 3 de Almería, Bajo Andarax, Filabres-Nacimiento
• Norte y Levante: Campo de Nijar, Río Almanzora, Los Vélez-Huercal Overa, Vera
• Poniente: Adra-Berja, Alto Andarax, Roquetas de Mar
Desde los momentos iniciales contamos con la tradición de los Varones Apostólicos, convertidos por Santiago, ordenados obispos en Roma por San Pedro y San Pablo, y enviados a Hispania a predicar la fe católica. Torcuato estará en Acci (Guadix), Tesifón en Verji (Berja), Esiquio en Carcese (Carcesa,Jaén), Indalecio en Urci (Almería), Segundo en Abula (Abla), Eufrasio en Iliturgi (cerca de Andújar), y Cecilio en Elvira (próxima a Granada).
Nuestra Diócesis originaria, con San Indalecio al frente, se denominaba Urci, situada más o menos en Pechina, con unos límites menores que los actuales; irían desde Gérgal a Vera y desde Canjáyar hasta Velez Blanco dentro de la provincia Cartaginense.
Con estos datos te habrás dado cuenta por qué nuestra Catedral tiene el título de Apostólica, y por qué San Indalecio es nuestro Patrón.
El Evangelio de Cristo irá enraizándose y cristalizando en comunidades por nuestras tierras. Esta presencia cristiana se constata, por ejemplo, a comienzos del siglo IV con la asistencia al Concilio de Elvira (Granada) del obispo de Urci, Cantonio.
La tradición apostólica de nuestras comunidades no se romperá con la conquista visigótica de Urci en el año 630, ya que anteriormente había tenido lugar la conversión de Recaredo a la fe católica en el Concilio de Toledo en el 589 y, por tanto, las ideas heréticas del arrianismo no estuvieron vigentes.
Con la invasión de los musulmanes Hispania se convierte en Al-Andalus, pero no desapareció la sede primitiva de Urci. Todo lo contrario: Pechina ocupará un lugar destacado durante mucho tiempo, hasta que a mediados del siglo X, con la construcción de la Alcazaba, Abd al-Rahman III traslada a Almería la capitalidad desde Pechina.
La presencia de mozárabes (así son llamados los cristianos) es una realidad. Se constata, por ejemplo, en la colocación de una estatua de la Virgen en una de las puertas de Pechina, o en la presencia del obispo Genesio, o cuando estos mozárabes deciden el traslado del cuerpo de San Indalecio al Monasterio de San Juan de la Peña en la Diócesis de Jaca (siglos después, las leyes desamortizadoras obligaron un nuevo traslado de los restos de San Indalecio a la Catedral de Jaca que lo venera y custodia. En el altar de nuestra Catedral, en la capilla Mayor, en una arqueta de plata se guarda una reliquia del fundador y primer obispo de esta Diócesis).
Durante este periodo histórico Almería pasará por sucesivas etapas con los almorávides y almohades, si bien será objeto de reconquista y restauración de la sede episcopal. Así se intentó, por ejemplo, con Alfonso VII en el siglo XII. A pesar de estos momentos difíciles, Roma seguirá nombrando obispos de Almería (es el caso de don Pedro de Almería en 1257). Este interés de los Papas por restaurar esta Diócesis estaría motivado por el número de cristianos existentes y por la raíz originaria y apostólica.
Es interesante comentar, con brevedad, el origen del nombre de Almería. Hay quienes la identifican con al Mariyya y le dan el significado de atalaya; otros opinan que Mariyya se refiere a Marian (María).
El 10 de diciembre de 1489, en Baza, los Reyes Católicos habían firmado las capitulaciones de la toma de Almería con el rey Zagal. El 24, víspera de Navidad, llegaba la Reina doña Isabel a Almería, y al día siguiente se decía misa en la Alcazaba. El Papa Inocencio VIII (bula Ortodoxae Fidei) concedió nuevamente a los Reyes Católicos el derecho para la erección de las iglesias, disponer de las dignidades y bienes eclesiásticos, así como el patronato para diversas iglesias.
Tras la Reconquista del Reino de Granada los Reyes Católicos encomiendan al Arzobispo de Toledo, don Pedro González de Mendoza, el cumplimiento de este derecho. De este modo, el 21 de mayo de 1492 instituía la Catedral de Almería bajo el título de Santa María de la Encarnación. Será consagrada Catedral la Mezquita Mayor, y la vida de la Iglesia se restaura bajo el báculo de don Juan de Ortega. Será fray Diego Fernández de Villalán, primer obispo residente, quien construirá la nueva Catedral (muy dañada la anterior por los terremotos), creará nuevas parroquias y hospitales, etc. Por esta época, el 21 de diciembre de 1502, es encontrada la imagen de la Virgen del Mar, venerada desde entonces en su santuario del convento de Santo Domingo, fundado por los Reyes Católicos, junto con el de San Francisco y el de la Santísima Trinidad, que con el de las Puras componían la vida conventual almeriense en esta época.
Hay momentos difíciles por las calamidades: terremotos (1518-1522), calamidades (plaga de peste de 1522). Son también unas fechas en que la ciudad queda expuesta a los peligros de los piratas berberiscos y argelinos.
El Concilio de Trento fue un acontecimiento extraordinario en esta época, con influencia en los siglos posteriores. En medio de hechos históricos de ruptura, se refuerza la fe de los creyentes, aumentó la frecuencia de los sacramentos y se dieron nuevos incentivos a la piedad cristiana. Se dignificó la vida y el oficio sacerdotal, se recreó la ciencia católica, el arte y la cultura, y creció el entusiasmo misionero. Se reafirma en este tiempo, con la exhuberancia del Barroco, el signo de la catolicidad. Durante los siglos XVI y XVII la vida diocesana se fue recuperando poco a poco, se fue reorganizando la Diócesis con sus parroquias, se reconstruyeron los templos, se fundó el Seminario conciliar de San Indalecio y se establecieron órdenes religiosas.
En el siglo XVIII los templos son ricamente ornamentados, especialmente la Catedral. La religiosidad popular es pujante, incrementándose las cofradías en las parroquias, especialmente las del Santísimo, Nuestra Señora del Rosario, las Ánimas Benditas y otras dedicadas a los Santos.
La Ilustración influye en la descristianización de parte de la sociedad. La libertad de culto y de opinión, propugnadas por la Revolución Francesa, se transformó en muchos casos en laicismo, en lucha contra los católicos y la Iglesia.
La Iglesia en Almería va a sufrir la invasión francesa. En 1810 la Diócesis y la ciudad son ocupadas por el ejército francés hasta 1813.
La primera mitad del siglo XIX se vive en unos momentos difíciles, consecuencia de épocas anteriores, y que se manifiestan en la supresión de conventos y en las desamortizaciones.
Con el Vaticano I en la Iglesia se profundizará la vida de la piedad, la labor del apostolado en diversas facetas sociales. Algunos ejemplos: Hijas de la Caridad en el Hospital de Sta. Magdalena (1851), entre los enfermos, pobres y niños expósitos. Asilo de San José en el Barrio Alto por las Hermanitas de los Ancianos Desamparados (1878).
Durante la Guerra Civil la Iglesia sufre la persecución religiosa, sufriendo el martirio un tercio del clero diocesano.
Tras la Guerra, el obispo Don Alfonso Ródenas García revitalizó la vida de la Iglesia. Un ejemplo fue la construcción del nuevo edificio del Seminario Diocesano. La diócesis aumentó territorialmente: en 1953 se incorporan los arciprestazgos de Canjáyar y el Río de Almería que pertenecían a Granada. Posteriormente, en 1957 se anexionan los de Huércal Overa, que pertenecía a Cartagena, el de Fiñana, que dependía de Guadix, y los de Laujar y Berja que eran de Granada.
El Vaticano II dará un nuevo impulso a la vida de la Iglesia en su caminar social y doctrinal, en base al compromiso social y al amor evangélico.
LA CATEDRAL DE ALMERÍA
La inmensa Catedral de Almería está en el corazón de la parte vieja de la ciudad. Es la Catedral más curiosa que se pueda ver. Se parece más a una fortaleza que a un templo de Dios. En realidad es las dos cosas a la vez. Se empezó construir en el año 1524, terminándose su construcción en 1562 por Diego de Siloé para proteger a los vecinos almerienses de las continuas tropelías de los piratas y debido también a la destrucción por un terremoto dos años atrás de la primera Catedral situada en la iglesia de San Juan de la Almedina. Es el más importante de los templos de la provincia es donde está la cátedra, la sede del obispo. Presenta en el exterior un robusto aspecto defensivo, caracterizado por sus contrafuertes, almenas y torreones.
En cuanto a su arquitectura, es una combinación del Gótico y el Renacimiento, siendo su aspecto de fortaleza debido a que la ciudad sufría numerosos ataques por parte de piratas del norte de África. De planta rectangular con tres naves, girola y tres capillas, en la cabecera cuenta con una fuerte guardiana, la Torre del Homenaje, del siglo XVII.
El Claustro es de un siglo después. La fachada norte muestra una fortaleza con un elaborado diseño de mitad del siglo XVI realizada por Juan de Orea.
En su interior destaca la Capilla Mayor con el tabernáculo de Eusebio Valdés y Juan de Salazar y las capillas de la girola. La de San Indalecio y la Piedad son renacentistas, con obras de enorme valor artístico. Destaca también la sacristía mayor con su techo finamente tallado en piedra. La capilla central contiene el sepulcro del Obispo Villalán, promotor de la Catedral; la obra es de Juan de Orea y data del año 1560, como también lo es el coro con sus escaños hechos de madera de nogal.
Otro de los símbolos de la ciudad es el llamado “Sol de Portocarrero”, que representa un sol con rostro humano del que salen numerosos rayos ondulados y rectilíneos de forma alterna, rodeados por una guirnalda de flores y cintas. Toma su nombre del Obispo Fray Juan de Portocarrero, a quien se le atribuye su autoría, aunque su construcción es en realidad mucho anterior. Se encuentra medio escondido en la fachada de la cabecera de la catedral.
Sol de Portocarrero, el símbolo más representativo de la ciudad
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El Convento de las Puras:
Fue fundado en 1515. La portada es del siglo XVII. La pequeña portada de entrada al Templo y la torre son de estilo mudéjar del siglo XVII. Preside el Altar Mayor un retablo barroco.
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El Convento de las Claras o Monasterio de la Encarnación fue fundado en 1590. Su construcción definitiva data del siglo XVIII.
1. Monasterio de la Purísima Concepción
2. Iglesia del monasterio de santa Clara
3. Plaza de la Constitución y Ayuntamiento
4. Palacio Episcopal
5. Catedral
LA VIRGEN DEL MAR
La Virgen del Mar patrona de Almería.
Todo comenzó el día 21 de diciembre de 1502 cuando el vigía de Torre García, Andrés de Jaén, se presentó en el Convento de Santo Domingo de Almería al Padre Prior Fray Juan de Baena, manifestando que en las cercanías de la Torre, a orillas del mar, había aparecido una imagen de la Virgen María llevando entre sus brazos a su hijo Jesús. Esta aparición de la Santísima Virgen fue acompañada con señales misteriosas y extraordinarias, certificadas por los guardas de Torre García. Desde esta torre vieron primeramente venir rozando las olas del mar, y en dirección a tierra como un resplandor o nubecilla que despertó la curiosidad de ellos por lo raro y maravilloso. El resplandor o nubecilla fue acercándose resueltamente, sin vaivenes ni paradas encaminadas hacia la orilla de la playa. La nubecilla rebasó la línea de las aguas y se quedó metida en la playa; los guardianes, atraídos por el maravilloso resplandor, determinaron bajar de la torre y acercarse a ver qué era. Con algún sobresalto y un tanto temerosos, fueron aproximándose al lugar de donde partían los fulgores. Su fe cristiana ya les había sugerido el presentimiento de que se trataba de algo piadoso y celestial. Mas, sobrecogidos con esta idea, acercándose al foco luminoso, vieron con sorpresa que en medio de la nubecilla, de donde salieron los resplandores, había una imagen de la Virgen Santísima, llevando en sus brazos la de su divino Hijo. En el mismo lugar donde se posó la imagen brotaron lozanas, vigorosas y fragantes unas azucenas que antes no se habían visto en aquel lugar. Todos estos indicios fueron bastante claros y fundados para que la fe de los almerienses haya visto este hecho como milagroso.
A petición de la ciudad, el Papa Pío VII la proclamó Patrona de Almería por Bula del 20 de Mayo de 1806.
Han sido muchos los obispos que han estado en nuestra ciudad. Los nombres de los tres últimos son: D. Manuel Casares Hervás, D. Rosendo Álvarez Gastón y D. Adolfo González Montes. Ellos son los encargados de dirigir y cuidar cristianamente a todos los bautizados de Almería.
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Historia de la diócesis:
Lista de obispos de Almería: